Una mañana de abril, un grupo de profesores del IES Virgen de Guadalupe decidió reorganizar la vieja biblioteca del instituto. Durante meses había estado descuidada, con libros amontonados y estanterías caóticas. La profesora María José Sánchez Rey, lideró la iniciativa con un plan claro: clasificar por género y autor.
Pronto se unieron sus colegas: Alicia Cordero Vidal, de Pedagogía Terapéutica, desempolvando antiguos volúmenes; Ana Belén Valiente Martín, de Lengua y Literatura, con etiquetas de colores para cada rama; y Beatriz Gargantilla Gallardo, de Matemáticas, quien ideó un sistema numérico para ubicar los libros con precisión.
Trabajaron toda la mañana, entre risas, hallazgos curiosos y un entusiasmo contagioso. Al mediodía, la biblioteca era otra: ordenada, viva y lista para recibir lectores. Habían hecho más que ordenar libros; habían devuelto el alma a un espacio olvidado.